sábado, 9 de enero de 2016

Hablando de... La Avenida de los libros.


¡Hola a todos! ¿Qué tal?

Sí, sé que hace tiempo que no paso por aquí, pero os diré mi razón: no tengo ganas de nada; es decir, sigo leyendo y todo lo relacionado con ello, pero a veces me cuesta ponerme aquí a escribir artículos para que me leáis. No quiero que os vayáis, que os decepcione... pero no prometo ser muy constante, puesto que quiero sacar buenas notas y, además, estoy trabajando en una revista literaria, de la cual os vengo a hablar.


Hace unos meses os hablé de lo que sería La avenida de los libros, proyecto que inicié porque necesitaba innovar y tener espacio entre los lectores; a ver, no, no me malinterpretéis: si lo hice fue porque quería que los lectores disfrutaran, que conocieran temas más a fondo, que supieran de nuestras opiniones o que les sirvieran nuestras recomendaciones. Todo nació en julio y tenía como inicio septiembre, pero acabó saliendo el número el 14 de octubre del 2015; desde ese momento, siempre encontraréis los números de La Avenida en los días 14 de cada mes.



Encontraréis secciones muy interesantes, como concept... ¿qué?, donde abordamos algunos temas que igual se desconocen sus orígenes o qué es;  contamos con debates y reportajes muy actuales que no se harán nada pesados. Además, para haceros disfrutar, contamos con una sección de pasatiempos y test, que es algo así como un "bonus" que realizamos para entretener. Hacemos reseñas de libros que han salido hace poco o hace bastante; eso no importa, puesto lo que importa es que queremos haceros descubrir libros, que leáis cosas maravillosas. Entrevistas a escritores del momento como Andrea Tomé, Chris Pueyo o Alba Quintas están disponibles en los números, y sin lugar a dudas, se desnudan ante nosotros.

Actualmente tenemos más de 900 seguidores en Twitter (@Avenida_Libros) y contamos con Instagram; en el blog, aunque no llegan a los 100, tenemos más de 10000 visitas. Como podéis ver, poco a poco nos llegan opiniones, las cuales no hacen más que alegrarnos; contamos con especiales navideños, terroríficos y próximamente habrá más, puesto que no pararemos en ningún momento. A parte de lo nombrado, contamos con unos premios, los Avenida, que consiguió ser TT en Twitter durante algunos días, momento que nos marcó a los redactores; tiene un gran número de categorías y nominados, y prometemos que el próximo año será muchísimo mejor.

Poco a poco iremos desvelando sorpresas, puesto que tenemos algunas pensadas que no defraudarán a nadie. Esperamos también que, algún día, consiga ser reconocida: que salga en diferentes medios, o incluso en papel para que la podáis disfrutar. Este es el inicio de la aventura y, por ahora, no va nada mal; me alegro de haber creado el grupo porque, sin lugar a dudas, es magnífico y está genial trabajar con ellos.

Si necesitáis saber algo sobre ella, podéis decirme en los comentarios o en mis redes sociales; si lo que queréis es leerla, os dejo el blog; ya sabéis que podéis dejar la opinión en los comentarios o en cualquier medio.

Gracias por confiar en nosotros y por estar ahí. Prometo que nos veremos pronto...

Un gran abrazo,

Sergio.

domingo, 3 de enero de 2016

Éramos mentirosos — E. Lockhart.

En colaboración con Salamandra. Reseña hecha para La Avenida.
Éramos mentirosos | E. Lockhart | Salamandra.
281 páginas | Tapa blanda con solapas | 14’50.


Una isla privada. Una ilustre y conocida familia de Nueva Inglaterra. Un grupo de cuatro amigos —los Mentirosos— cuya amistad se vuelve destructiva. Una rebelión. Un accidente. Un secreto. Mentiras y más mentiras. Amor verdadero. Y, por fin, la verdad.Ésta es la bellísima y terrible historia de una familia perfecta que se sostiene sobre pilares de peligrosa fragilidad. A lo largo del relato se van desvelando las piezas de un rompecabezas que formarán un mosaico de personajes fascinante, donde los prejuicios y el egoísmo son los peores enemigos de la armonía y la felicidad.



Libre de spoilers


«Aquel mes de junio, el del verano número quince, mi padre anunció que se marchaba y se fue al cabo de dos días. Le dijo a mi madre que él no era un Sinclair y que ya no podía seguir intentando serlo. No podía sonreír, no podía mentir, no podía formar parte de aquella hermosa familia en aquellas hermosas casas.

No podía. No podía. No quería.
Ya había contratado unos camiones de mudanzas. Y también había alquilado una casa. Mi padre metió una última maleta en el asiento trasero del Mercedes (dejaba a mamá solo con el Saab) y arrancó el motor.
Luego sacó una pistola y me disparó en el pecho. Yo estaba de pie en el césped y caí. La bala me abrió un gran agujero, y el corazón se me salió de la caja torácica y cayó rodando sobre un macizo de flores. La sangre manó rítmicamente de mi herida abierta,
después me salió por los ojos,
por los oídos,
por la boca.
Sabía a sal y a fracaso. La vergüenza roja e intensa de no ser querida empapó el césped delante de nuestra casa, los ladrillos del camino y los escalones del porche. Mi corazón convulsionaba como una trucha entre las peonías».

★★½ (4'5/5)


Desde el accidente, nada en la vida de Cadence es igual:  sufre migrañas, ha cambiado completamente y no ha pisado la isla en la que veranea durante dos veranos. No lo hizo por el accidente, porque tenía que calmarse, porque tenía que asumir todo; y, al volver, toda la verdad es destapada, todo lo que no imaginaba. Un amor real, un grupo de amigos inseparables, una accidente peligroso… y, tras esto, nada vuelve a ser igual en la vida de esta joven, una Sinclair.
Salamandra nos trae uno de los libros que más da de hablar entre la literatura anglosajona y canales de la misma lengua; Éramos mentirosos, de E. Lockhart, no es más que un libro autoconclusivo que, siendo sinceros, o se acaba odiando o enamorándose uno mismo de él. Con un secreto a voces y miles de mentiras, se nos presenta esta nueva novedad, en la cual, la intriga y las sorpresas están garantizadas de principio a fin.
En esta novela no vamos a encontrar nada que esté muy profundizado por lo que, sí, los personajes resultan algo planos en cuanto a valoración se refiere pero, aun así, no dudan en ser cercanos al lector, en transmitirles lo que sienten y piensan, por poco aspecto que conozcamos y personalidad —que, mediante la trama avanza, vamos conociendo más ampliamente—. Además, el argumento que teje Lockhart es tan ingenioso, sorprendente e inesperado que, con la interesante y desconcertante premisa con la que se nos adentra de lleno, no duda en remover sentimientos, en ponernos alerta, en sospechar sobre qué resulta cierto y qué aspectos mentiras de la novela.
La isla, que es el escenario principal donde se desarrolla la trama, resulta tan fríamente misteriosa y tenebrosa por todos los secretismos que se guardan los personajes y que poco a poco van saliendo a la luz; es cercano y fácil de zambullirse durante toda la historia, por lo que se vive la historia en primera persona, como viviéndola desde ahí. Narrado desde el punto de vista de Cadence, conocemos todo gracias a sus metáforas, sus cuentos y sus pensamientos, los cuales tejen una narrativa muy sutil, muy característica y original, de función estética, y que forman de la narrativa de la autora algo muy personal y especial, inigualable.

Un ritmo vertiginoso hace leer Éramos mentirosos de una sentada, conociendo muchos secretos y mentiras que se llevan a cabo en la novela y descubriendo la auténtica verdad. Miles de emociones se sienten cuando se devora el libro, puesto que comprobado está, pero nadie dirá nada porque hay que descubrir los maravillosos personajes, el gran giro inesperado, el estilo tan fresco de la autora y el argumento tan propio y complejo, por uno mismo; y, si se pregunta a alguien que lo haya leído, no te va a decir nada más que la mentira… porque, sí, recuerda que, si preguntan, hay que hacer una cosa: mentir.
"Éramos mentirosos es un libro que no se espera, una lectura agradable que sólo va a dejar que el lector quiera más, que pida respuestas. Un libro que, sin lugar a dudas, me ha encantado y que resulta inesperado; ¿qué pasó en el accidente? ¿Por qué todo ha cambiado? Un puzzle que poco a poco se va montando y que, de una manera u otra, acabará sorprendiendo gracias a la gran manera de ingeniar de la autora (y por su prosa)".