Autor/a: Gabriella
Campbell y José Antonio Cotrina.
Editorial: Neo
Plataforma.
Nº de páginas: 373.
Formato: Tapa blanda
con solapas.
ISBN: 978-84-15880-85-1
Precio: 17’00€.

Dormir ha pasado a la historia en Ciudad Resurrección. Gracias a un
sofisticado proceso que se creó durante la guerra, ya nadie malgasta ocho horas
diarias en el descanso. Pero el cerebro humano sigue necesitando soñar. Por
eso, una red controlada por el Gobierno elabora sueños artificiales, según las
necesidades del inconsciente de cada individuo, con el fin de poner a punto la
mente en pocos minutos.
Una misteriosa joven aparece en los sueños de dos chicos muy diferentes: Ismael es el hijo de un artesano onírico clandestino de los suburbios; Anna es una privilegiada que vive en las alturas de la ciudad, hija de una importante burócrata. La joven les suplica que la salven, que la liberen de la oscuridad. Anna e Ismael se sienten inmediatamente atraídos por ella, y pronto descubren que no han sido los únicos que han recibido esas enigmáticas visitas. Pero ¿existe esa chica en el mundo real?
Solo hay una manera de averiguarlo: adentrarse en el mundo onírico, donde no sirven las leyes de la lógica y la imaginación es la única vía para sobrevivir.
Cuando un libro es
original lo notas: no encuentras ningún tópico y ningún semejante con otra
novela que ya has devorado; y eso es lo que me ha pasado con esta historia: una
historia única, con una narrativa especial y unos personajes algo mejorables. El fin de los sueños es aquello que
crees que no vas a encontrar —sobre todo la originalidad que envuelve la
historia, que crees que no va a haber demasiada—.
«Os haré soñar los sueños de la víbora y el lagarto, mezclaré vuestros miedos con el delirio de los insectos y el sueño viscoso de los peces. Voy a mataros a todos. Y una vez muertos me alimentaré de vuestros espíritus. Os devoraré. No quedará nada. Absolutamente nada».
La
historia en sí es muy original, sobretodo porque es un mundo onírico, y pocas novelas hay
—por no decir ninguna— que traten este tema a fondo; un tema mágico y maravilloso
que, sin duda, tiene mucho potencial si se sabe aprovechar. En El
fin de los sueños nos lo encontramos original, muy aprovechado por la idea
principal y, sobre todo, con la sutil y poética narrativa que tienen tanto
Campbell como Cotrina: sin duda, maravillosa, que te encandila y te maravilla
por cada palabra que lees de la historia. Una mezcla entre fantasía y distopía,
crea esta historia onírica muy original e intrigante.
Es cierto
que la historia podría ser algo mejor, porque a pesar de tener una base espeluznante
y bien aprovechada, no tiene romance en ningún momento —eso me ha
encantado— y una narrativa sutil, los
personajes son algo fríos, lejanos; y el ritmo de la novela es algo pausado
debido a la mayoría de información que nos dan los autores.
Como ya acabo de
nombrar, los personajes son algo fríos y
lejanos, aunque es cierto que en algún momento sientes compasión por ellos y
les coges cariño. Aunque son muchos a los personajes que se les da
importancia, tan solo cuatro de ellos para mí son los importantes, los que más
deberían de haber transmitido: Ismael, Anna, Lydia y la Sombra.
Lamentablemente, a pesar de ser valientes y transmitir bien algunas cosas, los
he visto planos, sin sentimientos. Los personajes secundarios, aquellos que
salen acompañando a los protagonistas o salen en los interludios me han
gustado, pero es cierto que me hubiese gustado conocerlos más a fondo, sin ser
tan planos.
«—¿De verdad crees que tenemos una oportunidad? —le preguntó Vito mientras se echaba el inhalador al hombro y se preparaba para disparar.Ismael negó con la cabeza. El zumbido del enemigo casi tapaba el estruendo del agitar de las alas del monstruo.—Ninguna —contestó—. Necesitamos un milagro. Y yo ya no creo en los milagros.Vito se echó a reír.—¿Cómo puedes decir eso? —le preguntó—. ¿No has visto dónde estamos? Si en algún sitio son posibles los milagros, es aquí».
La
narrativa de los autores ha sido muy poética, muy frágil, muy sentimental… por cada frase que
leía de El fin de los sueños me
enamoraba y sentía fácilmente el sentido de la literatura. Sin duda, no sabrías reconocer cuál es la narrativa de cada autor.
Las descripciones me
han encantado, me han sumergido de lleno en la historia, cautivándome,
fascinándome. Es cierto que a pesar de no haber mucho diálogo, en los momentos
que había, he podido echar unas risas y enamorarme de alguna frase o
conversación. Además, también me ha
gustado mucho que no se cortasen en ningún momento, tanto si fuera una escena
buena o mala; describiendo en todo momento. El único pega que he visto a la
narrativa es que el libro se hace algo
denso debido a la cantidad de narración y a la letra pequeña que tiene el
libro.
Para acabar, me
gustaría destacar dos últimos factores: el
principio de la novela en sí me ha parecido genial, empezando con un ritmo
adecuado, con acción e intriga y con la narrativa tan sutil. El final sin duda
ha sido sorprendente, lo describiría en dos palabras como desgarrador y brutal.
«—¡Miradme! ¡Miradme! ¡Soy grandioso y temible! ¡Miradme! ¡Soy la extinción! ¡Soy el dios del sueño! ¡Corred todo lo que queráis! ¡No podréis detenerme!Ismael se detuvo y gritó, frustrado.—¡Es inútil! ¡No llegaremos nunca! —Apretó los puños con rabia. ¿Cómo se había dejado arrastrar a semejante locura?—. Tiene que haber un mondo de despertar, tiene que haber un modo de salir de aquí».
El fin de
los sueños ha sido una buena historia: original, sin romance y una narrativa tan
compleja son los factores que crean a que ésta sea buena. A pesar de tener un
ritmo lento, disfrutarás cada página y te quedarás con ganas de más.
Lo mejor: La historia tan original,
la narrativa tan compleja y los interludios tan intrigantes.
Lo peor: Los personajes.
“Campbell
y Cotrina nos sumergen en un mundo mágico, tenebroso; una mezcla entre fantasía
y distopía es lo que da sentido a la historia. Si te encanta la buena
narrativa, con El fin de los sueños la
disfrutarás”.
*agradecimientos a Neo Plataforma por el ejemplar*.