El
(sin)sentido del amor ♦ Javier Ruescas.
Montena ♦ 224 páginas.
Tapa
blanda con solapas ♦ 12’30.
La fiesta que da inicio a las vacaciones parece sacada de una peli: una casa enorme y un montón de chicos bebiéndose el último verano antes de la universidad. No es el ambiente de Lana, ella preferiría estar con la cabeza metida en sus ilustraciones. Pero Ciro, el blogger anónimo del momento y su mejor amigo, la ha arrastrado hasta allí porque dice que es donde está la emoción. Y no se equivoca: en esa fiesta Lana conoce a un chico con quien se siente inesperadamente cómoda; la anfitriona tiene una gran bronca de celos con su novio y Julia, la mejor amiga de Lana, no llega a encontrarles porque en el camino conoce a un perfecto desconocido y decide pasar la noche con él. El problema es que esos tres chicos, el interesante, el infiel y el perfecto desconocido de Julia, son la misma persona: Jacobo Casanova.
«—¿Tú
también lo habrías llamado Red en vez
de Blue?
Di un
respingo y me giré tan deprisa que el refresco estuvo a punto de caérseme
encima.
—El fondo de
pantalla de tu móvil —añadió el chico que acababa de aparecer detrás de mí—. Es
de Kandinski.
—Ya lo sé —repliqué
un poco a la defensiva, aún recuperándome del susto.
—Y lo tituló
Blue.
—También lo
sé.
—Y yo lo
llamaría Red».
En un principio, cuando Ciro, su mejor
amigo, le invita a Lana a acudir a una fiesta, no tiene muchas ganas, no le
interesa el plan… hasta que su amigo le obliga a acudir para acompañarlo;
estando ahí, él se aleja para inspeccionar la estancia y apuntar ideas para
nuevos capítulos de su historia, la cual sube a un blog ya bastante conocido.
En la fiesta Lana conoce a un joven llamado Jacobo Casanova, el cual
aparentemente parece simpático y agradable, hasta que, tras terminar de
conversar con él, se da cuenta que le ha puesto los cuernos a su novia. No
debería de preocuparse si no hubiera establecido esa conversación y su mejor
amiga le hubiera dicho que la noche en la que se dirigía a la fiesta había
conocido a un chico guapo y apasionado: Jac.
Lo nuevo de Ruescas, El (sin)sentido del amor es una obra
completamente diferente a todas aquellas que tiene en sus diversos géneros —realismo,
con la trilogía Play; fantasía con la
trilogía Las crónicas de Fortuna y el
post-apocalípticos con la de Electro—: con tintes de amistad, romance, arte y
problemas familiares, la sencillez de la novedad de Montena irá desapareciendo
y mostrando una faceta más… ¿inesperada? ¿Real? Es difícil explicarlo puesto
que el autor siempre guarda sorpresas para sí y no duda en sorprender cuando se
requiere, dando así bruscos giros a la historia que puede parecer sencilla;
además, con ella conocemos una historia de amor
un tanto diferente y que se lee
en un suspiro por su poca profundidad en la trama y en los personajes al
resultar un libro único tan corto.
Sí, yo también pensaba en un
principio que sería un libro ñoño y
pegajoso, con un romance infinito que no acabaría nunca, pero la idea que tenía
es completamente diferente a la que me encontré: un libro autoconclusivo que
apenas llega a las doscientas cincuenta páginas relata con sencillez la vida
diaria de nuestra protagonista cuando el verano irrumpe y algunas cosas se
tuercen. Como bien he dicho, la premisa en un momento resulta muy tópica y
sencilla, creyendo que se va a desenvolver todo el libro de la misma manera que
lo hace la sinopsis, pero no es así puesto que conforme avanza se entrevé una
historia interesante y tierna, mezclada por varios temas de interés que dan
buen resultado, y que, aunque no está realmente trabajada y muy pulida, da el
resultado de una lectura sin más, agradable y ágil que muestra unos personajes
especiales. El elenco es muy diferente entre sí y, quizás es por eso que
resulta especial: se encuentra el chico que puede resultar malo y que acaba
desenmascarado con otra versión completamente diferente de él, la joven torpe e
insegura que no sabe qué pensar, el amigo especial que todo el mundo desea
tener por su sabiduría y sus consejos e incluso hasta la chica loca y
achuchable a la que se llama mejor amiga. Todos los componentes resultan poco
profundizados y con datos nombrados al tuntún puesto que apenas pueden llegar a
tener mucho desarrollo en la trama e importancia; aun así, obviando esto, son
reales y, aunque no ocurra siempre, se puede llegar a sentir uno identificado
con algún pensamiento de la protagonista o algún personaje por su función.
No es que la onceava novela de
Javier —si no me
equivoco— sea la que más resalte respecto a contenido y a narrativa; aun
habiendo leído únicamente un libro de él, encontrando una narrativa ágil,
fresca, adictiva y fácil de seguir, sé que en El (sin)sentido del amor no logra poner a prueba todo aquello que
sabe, puesto que se podría haber pulido algo más, desarrollando escenas, la
vida de los protagonistas u otras cosas que resultaran interesantes y aportaran
información extra para que no estuvieran tan desdibujados los susodichos.
Además, aunque sí nombra datos de interés como el nombre del personaje, una
leve descripción sobre el lugar o una ficha rápida de los personajes, la falta
de narración se nota al haber una gran abundancia de diálogos que al resultar
frescos y ágiles de leer no molestan, pero que sí podría haber obviado de
algunos que fueran innecesarios, de relleno, para sumarle la profesionalidad
que en otras historias logra aun siendo directo y no andarse con rodeos
hablando de las emociones, la vida, los paisajes… Respecto a éstos últimos, en
esta mininovela no se les da mucha importancia, únicamente aportando datos de
interés para así no sentirnos perdidos; es inevitable, por cierto, obviar que
me hubiera gustado más profundidad en ellos puesto que me han resultado
atractivos e interesantes, aunque sean más bien algo normal y típico de una
ciudad ficticia.
Contando siempre con la misma
edición que tiene Montena, esta obra muestra una portada preciosa, con una
tipografía que encandila completamente, pero que no veo muy acorde a la
historia, ya que eso es lo que incita a creer que estamos ante una historia de
amor de las ya conocidas; en su interior tenemos la misma maquetación: solapas,
inicios de capítulo en cursiva, letra legible con un número normal y con
interlineado medio… En general, simple pero con una portada exquisita.
Es cierto que he disfrutado la
historia, he conocido a unos personajes que han logrado captar mi atención y he
logrado imaginarme perfectamente la novela gracias a la prosa de Ruescas, no
puedo evitar nombrar que hay cosas pequeñas que me han fallado, como los
repentinos cambios bruscos de la protagonista, puesto que me dejaban
descolocados y dejándome con un sabor agridulce en ella y la pequeña
profundidad que tiene toda la trama, ya que podría haber tenido muchísimo más
provecho y haber sido más innovadora, aparte de original. El giro de guion que
toma hacia el final es una de mis cosas favoritas de este libro, y una de las
más positivas, porque gracias a él la historia es completamente diferente y
nada sencilla, sino que tiene sus razones y logra sorprender; aunque debido a
cómo ha ido todo, es decir, encontrando momentos algo semejantes a romance,
ideas descabelladas, páginas de relleno, momentos sorprendentes, creo que no
logra brillar demasiado y podría habérsele sacado algo más de provecho, como
añadir algunas páginas más; pero aun así he de recalcar que estoy satisfecho
con el final que, aunque es algo evidente y previsible, logra sacar una
sonrisa.
El (sin)sentido del amor, la nueva novela del exitoso escritor
madrileño Javier Ruescas, no se asemeja nada a ninguna de sus anteriores
historias, ya que ésta se aleja de todas las ideas que ya ha plasmado: un
argumento algo sencillo y tópico en un principio da paso a algo completamente
diferente a lo que uno se espera, sorprendiendo y avanzando en la trama con
unos personajes algo desdibujados y diferentes entre sí, plasmados por una
narrativa interesante, ágil y fresca de la que se podría haber sacado mayor
provecho en este libro y que no da mucha importancia a los escenarios, los
cuales sí logran captar la atención. Un toque de romance diferente, menciones
especiales a artistas que aportan al arte como un factor importante en la
trama, una historia veraniega… lo nuevo del fundador de la web El templo de las
mil puertas no tiene mucho desarrollo pero logra atrapar y sorprender, por lo
que resulta una lectura que, aunque no es de las que marca, sí entretiene.
“El
(sin)sentido del amor muestra una gran moraleja cierta: las apariencias
engañan; y Javier Ruescas lo desenvuelve poco a poco en uno de sus enigmáticos
e interesantes personajes con esta nueva historia que resulta interesante.
Tramas de amistad y familia que, aunque resultan algo de relleno y previsibles,
se disfrutan; personajes que dan juego y sorprenden, una voz narradora especial…
para combatir el calor del verano, una pizca de romance de este libro no viene
mal”.
Justo lo estoy leyendo ahora, y por lo que llevo leído veo que en general coincidimos. A ver qué tal continúa =)
ResponderEliminar¡Un abrazo!
¡Hola Ser!
ResponderEliminarA mi me apetece bastante leer este libro (sería el primer libro que lea del autor, porque los otros no me llaman >.<) y he leído ya muchas reseñas que coinciden con la tuya en que la novela flojea de argumento, que parece escrita a marchas forzadas...aunque bueno, creo que para el verano no está nada mal y puede cumplir el propósito de entretener, ¿no? A simple vista no parece una novela muy compleja ni enrevesada, así que seguramente me guste, aunque mejor no ir con muchas expectativas por si acaso :P
¡Besos!
Conozco personalmente al autor, pero no he leído ningún libro suyo
ResponderEliminarno sé porqué me da la sensación de que no me gustarán en demasía
un besito
Hola Sergio, linda reseña. Parece un libro apetecible e ideal para el verano, besos.
ResponderEliminarLe tengo ganas a este libro aunque he leido opiniones muy dispares.
ResponderEliminarSaludos
Holaa^^
ResponderEliminarLa verdad este libro me llama la atención por su portada... y la sinopsis no te deja indiferente.
Es una pena que la protagonista tenga esos giros tan bruscos que tu dices... pero me intriga eso del giro de trama del final.
Un besoo =D