Los secretos de los duendes - William Alexander.

Agradecimientos a la editorial por el ejemplar.

Los secretos de los duendes ♣ William Alexander.

Gran travesía ♣ 272 páginas.

Tapa dura sin sobrecubierta ♣ 14’95 €.

En la ciudad de Zombay hay una bruja llamada Graba, mitad máquina, mitad humana, que tiene poderes sobrenaturales y hace mover su casa a voluntad. Rownie es uno de los niños abandonados que vive con ella pero decide escaparse para encontrar a su hermano mayor, que ha desaparecido sin dejar rastro.
      Para ello, Rownie se une a un grupo de duendes que burla la ley representando obras de teatro. Y es que esas representaciones y las máscaras que usan en ellas, esconden muchos secretos. Al igual que Rownie, los duendes también quieren encontrar a su hermano, ya que es la única persona que puede salvar la ciudad de ser inundada por la furia del río.

«Rownie despertó cuando Graba golpeó en el techo desde el otro lado».

Siendo galardonada con un premio equivalente a los Oscars pero entorno a la literatura, supe que Los secretos de los duendes sería una historia que disfrutaría pese a estar calificada como una obra infantil, pero que aun así podría leer todo aquél que quisiera disfrutarla. Sin duda, lo que me he encontrado me ha gustado y ha sido una lectura ligera y entretenida: el argumento empieza siendo algo simple y poco a poco se va convirtiendo en algo mágico y espectacular, acompañado por un elenco de personajes peculiares, espléndidos y alucinantes con diferentes rasgos y actitudes que nos encandilarán gracias a una directa, sencilla y magistral narrativa, con la que se crean unos escenarios en los que nos zambullimos y que resultan acordes a la trama y, sin lugar a equivocaciones, muy originales.

El argumento con el que nos encontramos nos consigue atrapar de una manera rápida y sencilla, ya que, aunque sea desde un principio éste algo normal y simple, poco a poco va convirtiéndose en uno original y destacable entre la literatura de ahora; William Alexander logra entretejer a la perfección una dosis de acción relacionada con uno de los géneros literarios orales y representados, el teatro, en otro que es la narración. En ningún momento el ritmo recae debido a ser una lectura sin demasiada profundidad, por lo que en algunas parte llegan a faltarnos datos o explicaciones para que no se nos quede algo floja y plana; tampoco decae respecto a tópicos, ya que ninguno se puede apreciar en la historia, y es por eso que resulta fresca y novedosa, todo sacado de la prodigiosa mente de su autor.

El autor nos da a conocer un elenco de personajes peculiares, que cada uno destaca por diferentes matices que lo hacen especial, como el líder, el inocente u otros adjetivos que se les podría adjuntar a estos espléndidos personajes, que logran atraparnos con sus actos y sus palabras. Con el halo de misterio que les envuelve y las descripciones que encontramos, las cuales hacen perfilarlos de una manera rápida y sin mucha dificultad, éstos logran convertirse en cercanos y hacernos reír, sacarnos de quicio o, por el contrario, ponernos en alerta por saber cómo pueden acabar los pasos y si podrían llegar a sorprendernos de una manera diferente. Aunque desde mi punto de vista, el personaje que más perfilado he visto ha sido a Rownie, los demás no se quedan planos pero sí les falta algo que les hiciera especial, excepto a los duendes, ya que destacan de por sí.

 

La manera en la que se nos narra la historia apenas tiene mucha dificultad de ser seguida o de pillarla, porque tiene un vocabulario sencillo que hará que la lectura sea amena; además, en las escenas de acción —que, desde mi punto de vista, he encontrado sólo unas pocas que sean intensas y realmente de acción total— la narrativa pasa a ser fluida y directa, logrando atraparnos en la historia gracias a las cortas pero concisas descripciones. No obstante, también nos la encontramos de una forma cuidada y elegante a la hora de narrar un paisaje, cosa que me ha cautivado y me ha gustado, al igual que aquélla que nos aporta información o intenta hacernos reír, que la encontramos en los diálogos entre diferentes personajes.

Sin duda, algo destacable es el maravilloso paisaje que nos encontramos, porque, pese a que no se nos relate siempre, éste se hace presente y logra cautivarnos y transportarnos a Zombay, una ciudad ficticia especial y cautivadora. Son diferentes los ambientes que protagonizan la historia, y aunque ésta no se desarrolle siempre en los mismos, vamos conociendo espacios diferentes y que resultan alucinantes e interesantes, ya que podremos andar cerca de los personajes y saber con certeza qué se esconde en cada espacio del lugar.

La edición que nos trae Gran Travesía es un gran trabajo, ya que con sólo ser de tapa dura y con los inicios de cada acto con una imagen de un telón —que, obviamente, tiene relación con la historia— merece ser comprada y tener un espacio en la estantería. Con una letra grande y unos inicios de capítulo destacables, Los secretos de los duendes guarda una edición elegante.

                                                                                                             

Son los actos principales la causa por la que quedamos enganchados a la historia, ya que aunque apenas mantiene intriga el inicio y es poco fluido, pero conforme vamos avanzando las páginas, las cuales no son demasiadas, quedamos enganchados a la historia finalmente y no podemos soltar el libro hasta finalizar la historia. Conforme llegamos al final, vamos quedándonos más sorprendidos y con ganas de más, aunque desde mi punto de vista, lo vi algo precipitado y con falta de desarrollo, ya que al finalizarlo se quedó algo flojo y me dejó confundido. Además, próximamente, para aquéllos que disfrutaron del libro, encontraremos una «segunda» parte, Una canción macabra, la cual se desarrollará en el mismo universo pero narrará una historia diferente.

Los secretos de los duendes es una lectura fabulosa que nos adentra al mundo del teatro entre sus páginas y que, con su narrativa sencilla pero directa, nos presenta un argumento original que se va desenvolviendo poco a poco junto a unos personajes peculiares e interesantes con los que quedaremos encantados por sus diferentes matices y acciones. Aunque tenga un ritmo que no decae y es una lectura que apenas dura un día, contiene dosis de acción con las que quedaremos con ganas de más y con un final que podría haberse desarrollado más para no quedar algo cojo. Sin duda, una lectura entretenida para aquéllos que se vayan adentrando a la lectura.

“William Alexander nos narra una historia teatral que, junto a su destacable edición y maravillosa ambientación, debería ser leída para aquéllos que se adentran en el mundo de la lectura o a aquéllos que disfruten leyendo”.